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Heráldica: Los Silmarils.

Emblema Silmarils
Emblema de los Silmarils.

Emblema:

La única divisa no personal dibujada en losange enan los Silmarils. Se trata de tres joyas en las que estaba encerrada la luz de los árboles de Valinor. En la divisa aparecen los Silmarils en el árbol dorado de Laurenlin, el árbol cuyo último fruto fue el sol.

Historia:

Fueron creados en Valinor durante los Años de los Árboles por el Noldo Fëanor y contenían en su interior la luz de los Dos Árboles de Valinor. La importancia de los Silmarils es muy grande y son quizála gran red que contiene la trama de todos los acontecimientos de Arda durante la Primera Edad, y sientan las bases de su historia. Se puede aseverar que sin ellos no existiría la historia de la Primera Edad.

Fëanor, considerado el Elfo más hábil de la historia de Arda, labró muchas joyas y creó muchos objetos, como las siete piedras videntes, los Palantiri. Pero su obra cumbre fueron los tres Silmarils. Fëanor los hizo de una sustancia desconocida, y que era la más dura sobre la tierra. En ellos capturó la luz mezclada de los Dos Árboles, de modo que los Silmarils brillaban con luz propia, y sin embargo, recibían la luz y se regocijaban en ella, devolviéndola en mil matices, como si estuvieran vivos. Los Valar los consagraron, de modo que ningún ser maligno pudiera tocarlos sin lastimarse, y predijeron que el destino de Arda estaba contenido en estas joyas.

Melkor, Tras su desencadenamiento, ocasionó con sus mentiras y argucias disensiones entre los los Noldor, que acabaron con el exilio de Fëanor. Melkor aprovechó la ocasión para ir a Formenos, residencia de Fëanor, y le habló del peligro que los Silmarils corrían en Aman. Pero Fëanor se dio cuenta de la codicia que Melkor intentaba ocultar, y lo echó de allí. Melkor abandonó Valinor herido en su orgullo y regresó tiempo después para consumar su venganza, matar los Dos Árboles con la ayuda de Ungoliant. Llega así el final de las Edades de los Árboles. Con la última flor de Telperion y el último fruto de Laurelin, Yavanna hizo la Luna y el Sol, con lo cual se iniciaron las Edades del Sol, y se produjo el despertar de los Hombres en Hildórien.

Árboles de Valinor

Ungoliant mata a los dos Árboles de Valinor, fuente de la luz de los Silmarils. (Ted Nasmith)

Tras la muerte de los Árboles, los Valar le pidieron a Fëanor que les cediera las joyas, pues sólo así se podría recuperar la luz perdida. Pero Fëanor se negó, pues no deseaba que sus creaciones fueran rotas, ni siquiera por un fin superior. Sin embargo, nada se habría podido conseguir de todos modos, pues llegaron mensajeros de Formenos diciendo que Melkor había asesinado a Finwë, padre de Fëanor, y había saqueado Formenos, llevándose también los Silmarils. Melkor, En su huida cruzó el Helcaraxë y llegó al norte de Beleriand. Ungoliant iba con él y le exigió que le entregase los tesoros robados como habían pactado. El Señor de la Sombra cedió de mala gana, y así la luz de esas joyas murió para el mundo. Pero al exigirle los Silmarils, Melkor se negó, reclamándolos suyos para siempre, aunque el dolor le quemaba constantemente la mano. Ungoliant lo desafió, pero los Balrogs de Angband acudieron en ayuda de su amo, y con sus látigos de fuego ahuyentaron a la Gran Araña. Luego, forjó una corona de hierro, cuyo peso lo abrumaba mortalmente, nombrándose rey del mundo, y en ella engarzó los Silmarils.

Mientras, enfurecido y lleno de odio por Melkor, a quien por primera vez llamó Morgoth, "Negro Enemigo del mundo", e impaciente frente a la aparente calma de los Valar ante el robo de los Silmarils, Fëanor repudió a los Valar y a Valinor, y pronunció un terrible juramento que le obligaba a él y a sus hijos, que juraron a su lado, a perseguir a todo aquel que tuviera a los Silmarils, fuera Valar, Elfo, Hombre o demonio de Morgoth, y no descansar hasta recuperarlos o morir en el intento. Pusieron a Manwë, Varda y al mismo Ilúvatar como testigos.

Numerosos enfrentamientos, traiciones y guerras provocó el Juramento de Fëanor, de manera que cada Silmaril tuvo un destino diferente. Uno quedó en manos de Eärendil, enviado por los Valar a navegar para siempre por los cielos en su barco Vingilot, siempre llevando el Silmaril. De este modo, se convirtió en la estrella más brillante del cielo, y la más amada por los Elfos.

Tras la Guerra de la Cólera, los otros dos Silmarils fueron recuperados de la corona de Morgoth por los victoriosos Valar, pero Maedhros y Maglor, los dos hijos de Fëanor que quedaban con vivda, en un último y desesperado intento por cumplir el Juramento Maldito, los robaron. Pero las sagradas joyas les abrasaron las manos, de manera que se dieron cuenta de que no eran dignos de portar las Joyas y, que el Juramento que tanto les había costado, no servía ni nunca sirvió para nada. Maedhros, loco de dolor y desesperación, se arrojó con el Silmaril a una grieta de fuego en la tierra, mientras Maglor arrojó el otro al mar, y desde entonces recorre absorto las playas, lleno de remordimiento. Es así como los Silmarils encontraron su lugar definitivo: uno en las entrañas de la tierra, uno en el fondo del mar y uno en el firmamento.

Silmaril Silmaril
Maglor lanza uno de los Silmarils a las profundidades del océano.
y Maedhros se lanza al abismo de fuego con el otro.
(Ted Nasmith)

Según la profecía, al final de todas las cosas, cuando Arda sea deshecha, los Silmarils serán recuperados y abiertos y se mostrará de qué material fueron hechos, y la luz encerrada en ellos servirá para hacer revivir a los Dos Árboles y con ellos la vida sobre la tierra renacerá.